viernes, 14 de diciembre de 2012

LA POLÍTICA PERUANA

La partidocracia de Perú no existe. Los pocos partidos que presuntamente representan a la nación se han convertido, desde hace décadas atrás, en un dolor de cabeza dejando estelas de fastidio en la mayoría de los desilucionados peruanos. Nos sentimos desprotegidos porque no hay ningún movimiento que sea el baluarte del pueblo, como consecuencia ninguno defiende el interés nacional. Todos pugnan por obtener el poder utilizando al sistema democrático como resorte para cristalizar sus aspiraciones banales y unipersonales. Al cabo de cuatro o cinco años, los peruanos, sin tener alternativa vuelven a elegir a sus viejos embaucadores. 
Pero ¿qué significa partidocracia? Es el gobierno de los partidos, entonces una genuina partidocracia debe fundamentarse bajo dos criterios:
1-) La responsabilidad en producir una "nueva camada" de dirigentes y líderes comprometidos con el desarrollo de su nación, y de esa manera, renovar la casta política.
2-) La consolidación de cada partido político a travéz de su capacidad de identidad con los problemas que sufre o padece su pueblo.
No hay unión, no existe la más mínima voluntad de cambio. Los partidos como la social-democracia, la derecha, los nacionalistas o los socialistas no han sabido responder a las demandas de su pueblo y mucho menos han sabido responder por su patria. Los esquemas políticos son estrechos, no existe visión careciendo de reconstruidas ideas. Cada vez que se asoma una contienda electorera por la presidencia de la república, individuos desconocidos e inexpertos se reunen en una meza para discutir sobre su alianza política, posteriormente edifican sobre barro su neófito e incipiente partido. Así se lanzan a la candidatura presidencial. Nace entonces una propuesta insuficiente en bases ideológicas y en soluciones concretas. No obstante la gente mira con beneplácito el partido recién creado y le da el voto a cualquier ambicioso y advenedizo sujeto que se presente. Es como una bola de nieve, traerá consigo una avalancha de contratiempos y la historia a comprobado la verdad de este hecho.
A veces partidos alicaídos que una vez tuvieron historia se junta con otro partido recién formado y tiran una monedad al aire para saber quién los representará. Juegan al azahar y nuestro pueblo no esta para ofrecer su destino a la suerte. Eso es un crimen.
La democracia se desligitimiza teniendo en su vientre a esos partidos ineficasez, perpetúa la corrupción desde su inicio carcomiendo nuestro estado desde adentro.
Eso por una parte, ahora toca a los que se hacen llamar "líderes".
Un líder y su partido no necesariamente tiene que estar reconocido por la O.N.P.E   Eso es pura formalidad, puede bien ser un revolucionario (en el sentido noble de la palabra) que tenga una noción edificadora y toda su férrea voluntad la ponga a disposición de la pátria. Pero muchas veces la palabra "revolución" o "revolucionario" causa temor a la gente, tal vez desconozcan la vida que lleva un revolucionario.  Desde las ideas cambiadoras hasta su acción. Todo prima.
Ahora y siempre hubo líderes cobardes, traidores que antepusieron su interés propio por el interés común. Se refugiaron bajo el manto de la moderación y terminaron por no hacer nada relevante ante los ojos de la diosa historia.
Los Fujimoristas, los Apristas, los social-demócratas, la derecha conservadora y hasta los comunistas han firmado en sus conciencias tácitamente el pacto de la ignominia al recluir nuestra nación al panteón de la lobreguez política.
Fujimori con sus actos reprochables en materia de DD.HH  dejados por su dictadura bicéfala, la social-democracia y los Toledistas con su inacción y su moderación, la derecha y el PPC con su fanfarronería económica y su felonía pro-chilena, los nacionalistas con Humala trayendo consigo promesas incumplidas y por otro lado, los comunistas, con sus acciones extremistas. Nadie ha podido obtener legítimamente la conduccíón definitiva de nuestra pátria, nadie ha sido el sostén donde depositemos toda nuestra confianza en la democracia. Nadie se ha ganado el respeto de su gente. Todos, sin excepción, son harina de un mismo costal, llevan el estigma de la corrupción, de los favoritismos, son lobbystas fomentando la expansión del capital chileno. 
Usufructúan la democracia para satisfacer sus apetitos personales, beneficar partidarios, botar trabajadores, silenciar sindicatos y desproteger a la clase laboral con sus intransigentes leyes. 
De nuevo hay que apostar por la juventud y sus resueltas ideas. Toda la energía y determinación de los jóvenes nos dará, por un tiempo, el tan ansiado bienestar moral, social, económico.
Dirán, pero la economía esta bien, con un PBI alto, con una deuda externa mínima, con precios bajos, ¡PERO! los salarios no suben, la clase obrera y los trabajadores busca cambios urgentes y escapar de la esclavitud moderna. Partidos bien amalgamados, con líderes nuevos, suficientes moralmente para afrontar los retos del futuro.
Si esto continua para mal no habrá ninguna duda que la miseria y la inacción termiran por ser los cánceres en el Perú. 
Sólo depende de nosotros poder levantarnos y proseguir con el proyecto de país que nuestros próceres y libertarios soñaron una vez.