No puedo evitar expresar mis opiniones acerca de una visita no muy grata para aquellas personas consecuentes con los principios elementales en DDHH (y me incluyo en ése grupo de personas), me refiero a la llegada de la secretaria del departamento de estado de EUA, Hillary Clinton. Su presencia, como todos saben, se debió a una conferencia sobre la importancia de la mujer en el mundo; no obstante ignoro los motivos que llevaron al presidente de mí país a recibir a una señora que tiene como máximo credo la mentira, la venganza y el doble discurso.
El historial maquiavélico de Hillary Clinton es excesivamente amplio en materia de DD.HH porque, es sabido, que en los últimos meses fue ella la principal portavoz de las creencias fanáticas de su país y la que instigó a las milicias rebeldes para que invadieran Libia con la expresa intención de cometer magnicidio. Esto se confirmó con la posterior muerte y asesinato del líder Libio Muhamar Gaddafi. “La calidad moral” del ex presidente Gaddafi no puede ser justificante para librar de culpabilidad a Hillary o ponerla como “la buena del cuento.” Libia era una dictadura, es cierto, pero eso no justifica que empleen a un financiado ejército de bárbaros para que consigan la “libertad” utilizando balas y bombas, sabiendo que habrá un costo humano altísimo que pagar. La democracia no se impone, mucho menos una democracia elitista e hipócrita. Además es absurdo y hasta cierto punto “tonto” pensar que las intenciones de los EUA y de la OTAN sean meramente pacíficas “deseando llevar la libertad para librar al pueblo de un sátrapa.” Eso es ridículo, y es la estrategia más elocuente que emplea el “tío Sam” para ganar tiempo mientras se ingenia una posterior invasión a Irán. Su intención es clara: invadir, saquear, destruir, deteriorar economías para dejar a los países diezmados y a la merced de los bancos colocando finalmente a títeres que “administren y garanticen el nuevo gobierno de los países liberados.”
Hillary Clinton representa la arcaica política ultra-liberal, expansionista, intervencionista y guerrerista creyendo que los EUA son “la policía del mundo.” Lo que ha hecho la madame innombrable, junto con su acompañante de conquistas neronianas, Obama, es mundialmente repudiable y ninguna persona podría tolerar la llegada de una persona tan falaz. Ella es una desestabilizadora del dialogo y de la paz en el orbe y no podemos callarnos en decir las cosas tal como son.
Otra faceta hipócrita de esta co-gobernante es apoyar a ultranza al estado apartheid de Israel en detrimento de las comunidades palestinas y árabes que sufren constantemente el asedio de los colonos israelíes en su afán de imponer su ley no importándoles cuantas vidas inocentes se pierden cada día por este conflicto alimentado desde los oscuros corazones con la anuencia y la propaganda de Washington. Hillary Clinton y Obama tienen todo el derecho de defender a “su” aliado, pero, que no vengan a mi país con su perorata ya conocida de paz, progreso y bienestar cuando ellos nunca practican eso en los países que invaden.
Otro rasgo que fomenta mi intranquilidad es una vez más escuchar el eco silente de los medios de comunicación en lugar de realizar una real crítica sobre la presencia de ésta madame innombrable, ¡claro!, Como ellos también tienen sus “crímenes guardados” por eso no hablan, se callan. Siempre los canales, emisoras y revistas se alean con los más fuertes y poderosos, no se ponen a pensar que su crítica podría abrir los ojos de los demás que andan dormidos por ser adulones de la Casa Blanca. Sin embargo es ilógico pensar que un adulón va a cambiar. Ellos (la gran mayoría de periodistas o comentaristas) no tienen voz ni opinión propia, lo que pasa es que sus comentarios son alquilados por empresas privadas, por ese motivo jamás se escucha una ligera crítica sobre la política genocida y expansionista estadounidense.
Los medios limeños no han cesado en evidenciar su gratitud y su gozo por la invitada Hillary Clinton, hasta se les percibe unas leves sonrisas cuando anuncian en tono ditirámbico la noticia destacándolo como algo “positivo” para el país. Hasta el presidente Humala se le vio sonriente y jubiloso estando cerca de la madame innombrable; La primera dama, Nadine, no se quedo atrás y hasta se atrevió a dar un discurso sobre la tan mencionada inclusión social. En el colmo de los colmos se invitó a una mujer del alto-Perú para que también de su discurso pero la pobre lo hizo con mucha dificultad (cabe recordar que por su dejo serrano no se hizo entender muy bien)
Nuestra lacaya clase dirigente no es más que el tapete donde se limpia los pies los países más poderosos. ¿Hasta dónde puede llegar la adicción por los EUA? ¡Es una autentica afrenta para todo el país! ¡Ya basta de demostrar afecto por estos sucios invasores! ¡Son exportadores de guerras! ¡Acaso no entienden!
Un periodista de una importante casa televisiva limeña lo oí decir esta mañana con respecto a la llegada de Hillary y de Bachellet- “Estas ilustres visitas”... ¿Cómo?, ¿Ilustres visitas?... ¡Aguarda el coche!... Ilustre significa prestigio, ¿Acaso es prestigio la llegada de una señora de estirpe infame como Hillary Clinton? ¡Por supuesto que no!...
Ah-¡Claro!, palabras de elogio cuando se trata de los truculentos imperiales pero cuando se trata de Chávez o de Ahmadineyad, allí vociferan las hienas y gritan: ¡dictadura!, ¡asesinos!... verdad.
Felizmente yo ya me di cuenta de cómo son, aparentan amar la paz y la democracia pero en verdad apoyan a los genuinos asesinos de pueblos enteros, estos son pillos conspiradores y amantes de la banca financiera que fingen ser muy razonables.
Es imprescindible recordar lo que esta pasando en Siria es producto de la estrategia empleada por el departamento de estado de EUA, todas las muertes, los bombardeos y la sed de venganza se debe a los discursos intransigentes y de odio visceral dados por estos voceros ávidos de contiendas, entre ellos Hillary.
Ella, no tiene calidad moral para decirles a los demás pueblos lo que es bueno o malo. Existe algo que se llama la auto-determinación de los pueblos, que los pueblos son los únicos soberanos en elegir sus gobiernos sin injerencia de ningún tipo y de ninguna índole. La cosa no va porque uno sea de izquierda o de derecha, lo importante es reprochar esta visita tan nefasta y que es la causante de tanta miseria en el mundo.
La llegada de esta madame es un gran revés para aquellos que somos consecuentes a nuestros principios y que no permitimos el arribo de agentes pro-bélicos, tiranos occidentales que reflejan la insania del poder político originando ex profesamente descalabros económicos mundiales. Sionistas, masones, elitistas, guerreristas, bancarios usureros, todos ellos no deberían pisar territorio patrio por una sencilla razón, el Perú es un país de paz y no puede juntarse con naciones que fomentan guerras, que tienen como legajos históricos saqueos y derrocamientos.
Sólo en esta cínica y depauperada democracia se ven tales espectáculos bochornosos, aquí como en otras partes nuestros políticos nos vuelven a traicionar y se complementan con el ambicioso capital (que para infortunio mayoritario usufructúan unos pocos).
Si las autoridades peruanas pensaron que Hillary Clinton iba a otorgar “prestigio” a su ceremonia, entonces piensan aún como colonizados porque sólo un colonizado puede creer que aún necesitamos la venia de algún funcionarillo de las plutocracias occidentales decadentes para mejorar económicamente como país. Esto no se trata de caprichos sino de dignidad y si el estado Peruano fuese consecuente en su defensa por la paz no tuviera a la fuerza más bélica y beligerante como aliado.
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